Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y clase suprema, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un https://kobirxkm533945.thelateblog.com/38975870/qué-dijo-materazzi-del-cabezazo-de-zidane